Comisionada Leslie Sánchez (PL-PPD): “A lo mejor, tenemos que cuestionarnos el orden de prioridad de los temas para volver a sintonizar con la sociedad”
La experta que representa al Partido Liberal (PL) hace una autocrítica respecto de su sector y reflexiona sobre lo que ha ocurrido en el proceso constitucional hasta ahora.
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La abogada constitucionalista Leslie Sánchez, quien representa al Partido Liberal y al PPD en la Comisión Experta lamentó que en la segunda etapa en que le correspondió actuar a este órgano no se hayan alcanzado los acuerdos y consensos que sí viabilizaron un muy valorado anteproyecto.
Sin embargo, en esta conversación con Diario Financiero, la profesional dice que al menos la dejó contenta haber evitado que se aprobaran normar “tan desproporcionadas, en términos de nuestra tradición constitucional, que podrían haber generado graves problemas, en el equilibrio político, institucional, fiscal, como las normas del Banco Central; la creación de algunos tribunales especiales en materia penal en el sistema judicial; la eliminación del pago de ciertas contribuciones que son determinantes para el desarrollo de las autoridades locales”.
-¿Qué sensación le dejó el trabajo realizado en la segunda etapa de la Comisión Experta?
-Me dejó una sensación amarga, de harta frustración, por el hecho de sentir que no solo nosotros, como como actrices y actores protagonistas de la Comisión Experta, sino que como clase política chilena, enfrentando una tercera oportunidad constitucional -contabilizando el proceso de la presidenta Bachelet, de la Convención y este- y no logramos llegar a acuerdos transversales que nos representen a todos y todas y nos permita sentir que este documento final que va a salir como propuesta es el mejor para el Chile del futuro.
-¿Le sorprendió el cambio que se produjo en el ánimo de la Comisión Experta y en cuánto influyó el Partido Republicano en eso? Sánchez se ha sentido bastante frustrada a esta altura del proceso constitucional y lamenta que en la se
-Sí, por supuesto que me sorprendió muchísimo. Porque esto no sólo tiene que ver con acuerdos técnicos, jurídicos; aquí hay mucho de convicciones, de pensamientos políticos, filosóficos profundos. Un texto constitucional es esto, es una norma jurídica, pero que tiene un gran componente político. Por lo tanto, me sorprendió mucho que integrantes de la Comisión Experta que, en los primeros meses, firmaron y votamos por unanimidad determinadas ideas, pero luego por el sólo resultado de la elección, en que gana el Partido Republicano, todas estas ideas se transformaran y dejarán de ser súper positivas y pasarán a adherir con tanta fuerza a ideas del Partido Republicano que, mi opinión, no son precisamente ideas de un país moderno, de una democracia moderna. A mí, por lo menos, me preocupa y me ocupa. Es decir, me llamó la atención, pero me preocupó porque, entonces, la pregunta que yo haría a los partidos de Chile Vamos, cuántos son militantes de convicción de esos partidos y cuántos son militantes encubiertos del Partido Republicano.
-En ese contexto, ¿qué de lo que salió de la Comisión Experta qué es lo que más le genera gustó y qué la deja la deja intranquila?
-Me deja contenta, en general, haber evitado que se aprobaran normas que puedan poner en riesgo la institucionalidad del país. Porque había normas tan desproporcionadas, en términos de nuestra tradición constitucional, que podrían haber generado graves problemas, en el equilibrio político, institucional, fiscal, como las normas del Banco Central; la creación de algunos tribunales especiales en materia penal en el sistema judicial; la eliminación del pago de ciertas contribuciones que son determinantes para el desarrollo de las autoridades locales, particular de los municipios. Lo que me preocupa es que una nuevamente caímos, creo yo, en un error gigantesco, que fue el mismo error que cometió la Convención Constitucional que es plagar el texto de elementos que no son constitucionales, que son más bien valóricos o morales y que no tendrían por qué estar ahí. Y para quienes nos dedicamos a esta área y tenemos que posicionarnos de una manera técnica y objetiva, sabemos, por ejemplo, que un texto constitucional no requiere esencialmente haber hecho una protección de la vida del que está por nacer.
“Era muy difícil que los partidos pudieran cuajar un acuerdo”
-¿Está de acuerdo con el rol que asumieron los partidos en esta fase? Se lo pregunto porque aparentemente no sirvió de mucho.
-Por supuesto que siempre voy a estar de acuerdo en que los partidos políticos intervengan. Las democracias modernas son democracias sustentadas en los partidos políticos. Quienes crearon la posibilidad del Consejo Constitucional y habilitaron este nuevo sistema mixto entre el consejo y la Comisión Experta fueron los partidos políticos, a través del canal institucional que fue la reforma constitucional en el Congreso. Lo que ocurre en esta oportunidad, desde mi análisis, es que era muy difícil que los partidos, incluso los partidos de Chile Vamos, pudieran cuajar un acuerdo, cuando el principal actor, que es el Partido Republicano, estaba totalmente fuera de toda la lógica de los acuerdos. El Partido Republicano nunca adhirió a las reformas constitucionales para crear este proceso, el Partido Republicano nunca ha querido una nueva Constitución. Y luego se enfrentan, creo yo, de manera bien inesperada a este triunfo.
-A propósito de lo que decía, ¿comparte la tesis que anda circulando acerca de que, finalmente, para el Partido Republicano este proceso es “ganar ganar”, porque si gana el plebiscito puede tener una Constitución que le acomoda y si pierde se queda con la actual?
-Adhiero profundamente a esa tesis. Creo que, efectivamente, en el fondo ellos siempre han tenido claro que las reglas del juego del Estado democrático en Chile hoy, no pueden ser más beneficiosas para ellos. La Constitución de la dictadura siempre les ha permitido vetar el debate democrático y, además, generar espacios económicos donde ellos habitualmente se sienten muy cómodos. Por lo tanto, a ratos sospecho que, precisamente, sus normas tan violentas hacia los sectores progresistas, como la privatización de los sistemas de seguridad social, la protección exagerada de la vida de quien está por nacer, la eliminación de las mujeres como sujetos de derecho del texto, no necesariamente son algo en lo que crean todas y todos sus militantes, sino más bien saben que son los elementos que nos provocan, que nos incomodan en este proceso constitucional y, probablemente, esperando que nosotros nos sumemos a ese rechazo, esperando ganar con el texto que ya existe o ganar con el futuro nuevo texto, donde nos hieren en lo más profundo de nuestras convicciones.
-Usted dice que el Partido Republicano nunca ha estado en disposición de negociar y desde la oposición dicen lo mismo desde el oficialismo, ¿cómo es posible que las posiciones estén tan lejos que ambos sectores se acusen de lo mismo?
-Creo que es el juego habitual de los sistemas políticos; pero en este caso hay una salvedad o un factor distinto que nos hace a nosotros quedar más tranquilos de que siempre hemos sido muy honestos, nosotros tenemos en el consejo 17 votos, ni siquiera tenemos posibilidad de vetar nada de lo que las derechas plantearan. Por lo tanto, el que haya acuerdos es responsabilidad de ellos no nuestra. Ellos sólo tenían que cumplir un principio básico de la democracia que es el irrestricto respeto a las minorías y, créame, que no se nos respetó en nada. Porque, a pesar de la formalidad, el trato adentro tampoco fue nunca el adecuado.
-¿Está disponible a aprobar lo que ya se percibe que será la propuesta constitucional?
-A esta fecha, no podría dar esa respuesta, porque siguen quedando etapas. Por lo tanto, es difícil decirlo hoy, pero hay una premisa que para nosotros era esencial, hoy nuestro gran núcleo esencial a construir a través de una nueva Constitución y las derechas no nos han permitido materializarlo. Nos dejaron poner el título de la canción, pero no el ritmo, ni la letra ni nada. Y, mientras esto no ocurra, creo que para cualquier persona de izquierda y centroizquierda es muy difícil tener que aprobar un texto así.
-¿El que se haya vuelto a poner el concepto de Estado social en el artículo 1 de la Constitución tampoco los convence?
-Yo trato de ser muy objetiva o al menos fraterna en el diálogo político y, por lo tanto, sé que para ellos también esto significó un esfuerzo y, de verdad se agradece; pero la simple declaración no basta, si cuando yo leo luego específicamente el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a pensiones a seguridad social, a vivienda, etcétera, nada de lo que comprende el Estado social y democrático de derecho se podría ejecutar. Entonces, se vuelve una simple declaración que queda en el papel, pero que en la práctica ningún gobierno podría realmente materializarla.
La disputa Matthei- Kast hizo mucho daño al proceso”
-¿Cuál es su expectativa luego de lo que ya se ha avanzado?
-Este sigue siendo un proceso donde los protagonistas absolutos son los derechos y me gustaría ver en Chile Vamos mayor mirada de futuro. Si ese es el tema, una Constitución es una carta de navegación hacia adelante no hacia atrás. Es muy particular, muy atípico, muy extraño querer regular situaciones que un país ya vivió en el pasado y querer revivirlas, cómo poner en riesgo el aborto en tres causales… es algo muy poco comprensible si se mira desde el derecho constitucional moderno. Y hago simplemente ese llamado más bien técnico, porque políticamente cada uno responde a sus propias fuerzas; pero, técnicamente, me gustaría que los colegas, los técnicos, los expertos de Chile Vamos perciban que la idea de redactar una nueva Constitución era mirar hacia adelante y no hacia atrás.
-¿La desilusiona el rol que ha cumplido Chile Vamos en el proceso?, porque en su sector esperaban que actuara como mediador y la mayoría dice que no lo ha hecho.
-No me desilusiona el bloque completo, porque siempre hay personas que trataron de cumplir ese rol y se lo agradezco. Lo que a mí en realidad me desilusionó más es que ellos llevarán su debate presidencial, Matthei versus Kast, al consejo y a la Comisión Experta. Eso me desilusionó mucho más que no haber jugado un rol mediador. Quizás lo intentaron y no pudieron nada, confío en ello. Pero el problema, mucho más político, es que evidenciaron su disputa entre el liderazgo de Matthei y Kast y eso hizo mucho daño al proceso.
-¿Cuál es la autocrítica que hace desde la centroizquierda?
-Creo que nosotros hemos estado, diría que desde el mismo año en que se aprobó la Constitución de Pinochet en un plebiscito viciado, desde el Grupo de los 24 en adelante, buscando una nueva Constitución para Chile con una ruta bastante clara. Y, quizás, tendríamos que cuestionarnos si nuestra ruta es la que Chile quiere hoy día y a la que Chile adhiere, porque a ratos los resultados electorales, hay que ser objetivo, no nos han acompañado. Esto no significa que nuestras ideas estén fenecidas, pero, a lo mejor, tenemos que cuestionarnos el orden de prioridad de los temas o quizás desechar derechamente algunos temas y empezar a mirar otros de mayor prioridad, para volver a sintonizar con la sociedad, porque para nadie es un secreto que es las últimas elecciones no hemos estado dentro de las preferencias mayoritarias de la gente.